Esta obra describe algunos de los cambios económicos y sociales suscitados en el medio rural mexicano durante las dos últimas décadas, así como sus repercusiones en la organización laboral y en la vida cotidiana de amplios sectores de la población tradicionalmente dedicados a la agricultura. Las tendencias que aquí se analizan a la luz de los conceptos de diversificación y especialización de las economías rurales, obligan a replantear su dinámica, las nociones convencionales sobre el papel de las ciudades medias y la división establecida entre los quehaceres del campo y la ciudad. El desarrollo industrial de la década de los ochenta y su impacto en varias zonas del país -la autora se refiere especialmente al caso de los pueblos del Rincón de Guanajuato no sólo sugieren una nueva manera de entender la rusticidad, sino también una nueva forma de ser rural, de vivir y trabajar en el campo.